A través de la página de contacto de esta web (donde podéis escribirme y comentarme lo que os apetezca), algunos de vosotros, ante la gran cantidad y diversidad de libros que ofrece la biblioteca (pinchen, lean, compartan), pedís recomendaciones de lecturas. Antes, tendríamos que empezar por reflexionar sobre cómo encarar un tipo de lectura particular: la lectura espiritual. Y eso voy a intentar en las siguientes líneas.
El nivel de comprensión en la lectura espiritual
El nivel de comprensión del lector determina la actitud con que encara la lectura o qué es lo que está buscando en el libro:
- Si no hay madurez, nos acercamos a la lectura espiritual buscando crecimiento, evolución, mejoramiento, perfeccionamiento. Mientras estamos identificados con el cuerpo, queremos un cuerpo mejor, que actúe mejor, que se comporte mejor, que sea más sabio. Entendiendo sabiduría como la acumulación de más conocimientos y ese comportarse mejor como un hacer, una manipulación que busca el perfeccionarse, creyendo que la paz y la felicidad está ahí: en ser más, en ser mejor, con más y mejores cualidades, con más y mejores conocimientos…
- En cambio, si se ha empezado a vislumbrar y reconocer en uno mismo el silencio, la quietud, la paz, como contexto de experiencia, esto que siempre está presente y que podemos denominar espíritu (de ahí el termino lectura espiritual) este espacio donde lo falso se disuelve, la identificación se suelta, las causas del sufrimiento se desvanecen… el lector empieza acercarse a la lectura espiritual con otra actitud, con madurez. No se lee para llenarse sino para vaciarse, no se lee para saber sino para saborear, no se lee para comprender sino para ver, no se lee para tener que hacer sino para advertirse ser.
La actitud ante la lectura espiritual
Antes de emprender una lectura espiritual podría ser interesante sintonizar la actitud: ¿leo para conectar conmigo?, ¿leo para reconocerme y establecerme en mi, adentrarme y disolverme en este silencio, en esta transparencia, en esta quietud que está aquí, de un modo más intenso, más profundo, más real?
Se trata de leer desde el corazón, escuchar con esta actitud, soltar todas esas tendencias que pueden estar e interfieren, como la avidez de encontrar una nueva práctica, un secreto, una nueva teoría, un nuevo aprendizaje que atesorar.
Luego hay afinidades, hay gustos, lecturas que son más directas que otras o que sintonizan mejor con un lector que con otro. He escuchado muchas veces a aspirantes que no están maduros, que leen textos de no-dualidad o vía directa y dicen “es que esto se repite mucho, siempre hablan de lo mismo…” Está claro que, si no se está aquí, si no se tiene esta referencia vivencial a la que abrirse, si no hay un mínimo de madurez, no tiene sentido el texto espiritual crudo, no se aprovecha y causa indigestión.
Imagina, por ejemplo, que el espíritu fuera una droga (ay, qué cosas digo), o, mejor dicho, que el reconocimiento de que soy espíritu o que soy paz o que soy quietud o que soy silencio sin forma, fuera la mejor de las drogas, la heroína más pura, y ese libro espiritual o ese maestro o ese autor o esas indicaciones… fueran el camello, el facilitador de acceso. No habría interés en cambiar de camello, siempre se querría de esta droga, repetir y repetir y repetir el colocón. Si cada vez que te dicen, por ejemplo, “mírate a ti mismo”, o “abre el corazón”, o “no eres la mente”, o el apuntador o la señal que sea toca la tecla de la que surge esta música, o abre el frasco del que se desprende esta fragancia, o se produce este alivio de soltar la carga de la existencia y reconocerse como paz y silencio, ¿para que cambiar?
Esto me recuerda al anuncio aquel del detergente Colón, cuyo eslogan decía: “busque, compare y si encuentra algo mejor, cómprelo”. Pero todos se quedaban con Colón, nadie quería cambiar, estaban satisfechos de su blancura, frescura y calidad. ¿Qué sentido tendría cambiar cuando uno tiene lo que busca? Extrapolando, el camino espiritual real solo puede ser transitado una vez se ha encontrado, una vez puedes decir “me quedo con esto, con estas enseñanzas, con estos apuntadores, que, aunque pueden sonar repetitivos, cada vez que los escucho, cada vez que los recuerdo, el mundo se da la vuelta, la perspectiva se abre, las prioridades cambian, las cargas se deshacen, solo se respira paz y felicidad”.
En la fase de madurez, el aspirante espiritual quiere que todo, todo, todo se transforme en recuerdo del aquí, del ahora, del ser, que todo se torne un canto de constante vuelta a aquí. Como el estribillo de la exitosa canción del verano: “aquí, aquí, aquí, recuerda, no te cierres, no te enganches, aquí, aquí, aquí, sintonízate, quédate aquí, aquí, aquí, vive desde aquí, aquí, aquí”. Todo lo demás es solo ruido, distracción, una trampa de regreso al modo identificado, volver a enredarte en cosas donde no se encuentra la paz y la felicidad que andas buscando.
Lectura espiritual: saber o sabor
La lectura espiritual de alta calidad no aumenta tus conocimientos, su objetivo no es engordar el peso de tu mente sino aligerarlo. A medida que vamos madurando, los libros espirituales que nos atraen están más enfocados en el reconocimiento de uno-mismo, en la vía directa a la advertencia del ser, son libros que dan menos cosas que hacer, que dan menos cosas que mejorar o que perfeccionar, que están menos centrados en la necesidad de cambios externos y más centrados en hablarte de como la vida se reorganiza al vivir desde esto, en recordarte esto. Por eso, para un ignorante de su verdadera naturaleza los libros con enfoque no-dual no tiene mucho sentido (para poder recordar se necesita una referencia a la que regresar). Y viceversa, para un aspirante maduro ciertos libros de yoga o de perfeccionamiento personal o que recetan tareas de cómo vivir o de cómo comportarte pueden estar bien a nivel práctico, pero a nivel espiritual, si ya estás en esa vía de realización resultan menos interesantes.
Leer para saber, que equivale a leer para tener, se enfrenta a leer para saborear, que equivale a leer para ser. Saber y sabor son dos formas de conocimiento bien distintas. Mientras que la primera es como un maquillaje superficial, la segunda es profundamente trasformadora. La primera trata de embellecer el hogar adornando con sus cuadros las paredes de la falsa identidad, y la segunda favorece la erosión de los cimientos que sostienen la falsa identidad favoreciendo una visión y realización más clara y diáfana de la verdad.
El valor de la lectura como práctica espiritual
Si, como decía Ramana Maharshi, la enseñanza espiritual más pura, directa y elevada se transmite en el silencio, ¿Qué valor, en términos espirituales, puede tener este tipo de lectura?
La lectura espiritual de alta calidad es aquella que, como la buena poesía, aquieta el pensamiento disolviendo la mente, expande conciencia, abre el corazón y desemboca en el silencio. ¿Como sucede esto? Porque cada párrafo apunta hacia un espacio más allá de las palabras y significados que lo conforman, leer es direccionar la mirada hacia lo esencial, lo que está siempre aquí, pero suele pasarse por alto.
Lo más valioso e interesante que puede aportar la lectura espiritual no tiene que ver con conocimientos teóricos ni con prácticas que llevar a cabo, ni tampoco con indicaciones de cómo debemos comportarnos o listas de cosas a hacer o dejar de hacer, la lectura espiritual es valiosa en la medida que favorece la toma de conciencia de uno-mismo.
Recuerdo el libro Yo soy eso de Nisargadatta como el más importante y valioso que he leído. Durante su lectura sentí verdadero confort como transparencia, verdadera realización, fue la primera vez que pude estar a gusto en la apertura, sin miedo a enloquecer o perderme en la percepción, me sentí realmente reconfortado al escuchar que lo que vivía no era una locura distorsionada sino, por el contrario, la diáfana claridad que describen los sabios. Esta lectura significó el punto de inflexión, pasé de tratar de escapar de esto a anhelar vivir desde esto. Yo soy eso fue mi referencia, su lectura me sirvió de salvavidas para poder confiar y dejarme caer aquí. Fue el interruptor que inició mi proceso espiritual.
La lectura espiritual de calidad es un despertador de conciencia que te lleva a resonar con el espíritu, con la experiencia espiritual, con la visión, con la claridad, con el silencio, como decía, no se trata de leer para tener algo que hacer o para acumular un conocimiento, sino que la lectura recuerda esto, favorece reconocer y brillar en esto y como esto. En la lectura espiritual se despeja todo lo que distrae de darse cuenta de esto, la lectura enfoca la mirada, dando prioridad, interés, valor a esto, a este silencio donde están apareciendo estas palabras, este trasfondo que está presente aquí y ahora en ti, como tu verdadera naturaleza.
En conclusión, antes de abordar la elección de una lectura espiritual, reflexiona sobre para qué lees. Puede ser un sabroso aperitivo que despierta conciencia y afina la actitud ante la degustación del plato principal: la enseñanza espiritual.
Hay espacio para todo, hay libros para todos los niveles, para todos los gustos, pero es una buena cuestión plantearse qué es lo que buscas en un libro espiritual. Cuando abres el libro ¿buscas que te den un secreto, que te den una práctica, que te den un algo que hacer, que te aporten un nuevo conocimiento que poder repetir? ¿o simplemente lees para recordar y volver a sintonizarte contigo-mismo? ¿Eres consciente de que la lectura no puede aportarte nada de valor real que no esté ya aquí en ti?
Y reflexiona también: ¿Qué sentido puede tener acaparar libros y más libros? Sí, en serio, ¿de que te sirve?, ¿acaso ocupar más gigas en el disco duro o más papel en la estantería te aporta paz o felicidad real? Incluso en la poco probable hipótesis de que acabes leyendo todo lo que descargues o adquieras, ¿Qué efecto tiene eso en ti?
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Me gustó mucho este artículo. Y esta web. Gracias, gracias gracias.
Muchas gracias, tanto por tus párrafos tan valiosos e inteligentes como gracias por lo que para mi hacsignificado descubrir a autores q desconocía.
Si me permites llamarte de tu, te diré que valoro muchísimo tu labor y que reitero gracias, gracias, gracias.
Hola Jordi, cual es la contraseña para ingresar a los libros espirituales..gracias!
Buenos días Leonardo, la página está ya de nuevo desprotegida. Disfruta. Abrazo