Justo ayer hizo un mes que nació mi hija Jyoti, dejando a su paso todo un revuelo de intensas sensaciones y emociones difíciles de describir. Gratamente, a medida que la explosión inicial se ha ido reintegrando en la experiencia del día a día, estoy descubriendo la paternidad como terapia. Y es que ser padre, lejos de complicarme la vida, me la está simplificando amablemente.
La niña y todo lo que tiene que ver con ella, de un modo natural, ha pasado a ser el norte, la máxima prioridad, lo cual favorece que se haya creado un filtro interno que todo lo simplifica enormemente desechando de golpe y porrazo cierto tipo de compras superfluas, de planes diversos o de actividades varias.
Ahora, si vamos al Corte Inglés, a pesar de encontrarnos en plenas rebajas de agosto, no se me ocurre pasarme por la sección moda joven a ver si encuentro alguna ganga en ropa, que sé yo… una sudadera molona o unas bermudas de marca. Simplemente, todo lo que sea gastar en algo que no sea la niña como que no me sale tanto… vamos, que no me da el mismo gusto. En cambio, qué facilidad para no escatimar en gastos cuando se trata de ella. Para ella, sólo lo mejor. Y es que, qué a gusto se queda uno tras comprarle un paquete de pañales triple absorción a su niña.
De igual modo, ahora ya no surge la duda de qué hacemos esta noche, que si vamos a cenar o que si mejor ir al cine. Por muy apetecible que pudiera ser la actividad propuesta, no es comparable. Está claro el plan ideal, es siempre un fijo: nos quedamos en casa con la nena. Por supuesto. ¿Puede existir mejor plan? Mirarla, achucharla, cambiarla, bañarla, alimentarla, no tiene parangón.
Algo tan común como tener una hija está resultando la más extraordinaria de las bendiciones. Qué sencillo es vibrar con emociones de tan alta pureza como el contento, la gratitud o la ternura con tan solo mirar cómo duerme mi niña, o al sentir cómo aprieta con fuerza con sus diminutos deditos de porcelana mi índice, o al estrecharla entre mis brazos mientras me mira sonriente. Qué fácil refundirme ahora en la VIDA (con mayúsculas) mientras contemplo un reflejo tan puro y directo de ella en la forma de mi propia hija.
Ahora, al ir paseando a mi nena por la calle, cuando me cruzo con otros padres y madres mientras pasean en sus carritos a sus recién estrenados bebés, no puedo evitar que me embargue un cálido sentimiento de profunda unidad con ellos. Un sentido que me dice: estamos unidos, sé lo que es esto, lo estoy viviendo intensamente, os comprendo, también soy padre.
Con qué facilidad este sentido de unidad se va expandiendo al darme cuenta de que también mis propios padres son padres y, tirando del hilo de lo evidente, caigo en la cuenta, con el corazón abierto de par en par, que la humanidad entera está fundada en ser padres y madres. Qué forma más sencilla de sentir de pleno mi humanidad y conectarme con mayor profundidad a ella.
Como terapeuta integral considero que no hay mayor milagro terapéutico, tanto en términos de salud como de realización personal, que la apertura de corazón. Y desde este punto de vista, la paternidad me está resultando una vía terapéutica en sí misma. Un regalo que me brinda la vida para volver a reconectarme con su esencia.
noelia dice
¡¡¡¡¡¡que palabras, tan bonitas!!!!!!!!, las voy a tener a mano, por si en alguna entrevista con los padres, les queda alguna duda del milagro de la vida.
Jordi Casals dice
Gracias noelia, beso grande
Mª NEUS dice
Jordi, m’has fet emocionar, que bonic tot el que dius, i que bonic que el fet de ser pare et faci sentir tot aquest tipus de sentiments i sensacions.
Que cada dia que passi aquestes es vegin augmentades i ampliades, perquè si, la Vida és un miracle.
Jordi Casals dice
Moltes gracies Mª NEUS, petons
raquelcampuzano dice
Jo, Jordi, yo que soy tan escéptica con esto de la maternidad y se me han saltado las lágrimas. Desde luego estoy de acuerdo contigo en que esa experiencia hace que dejemos de lado lo superfluo y que sea la propia criatura quien nos devuelva al ritmo natural que reclaman nuestros cuerpos y que tan injustamente aceleramos. Enhorabuena por el blog y por la pequeña Jyoti, claro.
Jordi Casals dice
Gracias Raquel, besos
Miguel Angel Miró dice
La próxima vez que algún amigo o conocido, de los que tienen miedo a ser padres porque ven que su libertad puede quedar limitada ante semejante responsabilidad y no sabes como explicarles la manera en que compensa esa sensación que solo un padre ( o madre) pueden llegar a sentir . Les mandaré que lean lo que has escrito…..Y de paso me explicas como te lo montas para escribir cosas tan bonitas. Disfrútalo.
Jordi Casals dice
Igualmente Miguel Angel, fuerte abrazo
Javi dice
Y es que hemos seguido siendo fieles a ese algo que nos hacía vivirlo todo de una forma tan intensa, y ahora, en el momento justo, ni antes ni después, Jyoti, para seguir enseñandonos a todos que la vida está siempre presente y siempre nos regala el placer de aprender y de crecer…
Jordi Casals dice
en eso estamos, ya no os queda nada pollo, a disfrutar, abrazote para ti y la julieta
Bolboreta dice
A verdade que a maternidade é igual de emocionante e indescriptibel que a paternidade. É sorpreendente a conexión con o bebé, en todo momento, pero ainda mais, cando se lle está a dar o peito. Lémbrame a conexión que había no filme “avatar”, cando o avatar uniase ao animal voador, con o rabo de este é o corpo do avatar.
Jordi Casals dice
que bon, un beixo
tere dice
Jordi,me alegra mucho de que estés tan feliz y tan lleno de amor tras la experiencia de la paternidad. El texto es precioso y se te ve con tu hija dichoso.un abrazo.tere
Jordi Casals dice
gracias tere, recibe un abrazo grande y largo
PILAR (TENERIFE) dice
Mi querido Jordi, mi enhorabuena de todo corazón por haber sido bendecido con el regalo más hermoso y enriquecedor que la vida te ha brindado. FELICIDADES a ti y a tu familia. UN ENORME ABRAZO
Jordi Casals dice
Muchas gracias Pilar, abrazo enorme para ti también.