Hoy exploramos la incubación, una práctica que permite transformar la experiencia del cuerpo a través de la conciencia. Dentro de la sección Charlas desde el Ser, utilizamos un formato de preguntas y respuestas para desentrañar los conceptos clave de esta técnica que ayuda a observar y transformar la percepción corporal desde una perspectiva consciente.
Marta: Cuando nos hablas de advertir que todo es uno en la conciencia, hay momentos en que lo intuyo, pero se me escapa. ¿No hay forma de llevar a cabo prácticas que nos ayuden a verlo y poder vivir desde ahí?
Jordi: Advertir la unidad de conciencia por primera vez no es el resultado de una práctica concreta. Es algo que suele suceder debido a una fuerte emoción, ya sea por una experiencia hermosa y conmovedora o bien tras una situación aterradora. Puede que algo suceda y nos lleve a mirar con intensidad, a interesarnos de verdad por la experiencia presente; esta es una invitación de la vida a entrar en la espiritualidad. Interesarse por la verdad es la práctica espiritual más potente y directa. En este sentido, el místico, el artista o el científico suelen tener esta curiosidad natural acentuada. La necesidad de ver lo que es esto. La atracción por la vida real. Es a lo que se refiere la tradición cuando dice que hay que volverse como un niño para poder ver con los ojos de Dios.
Carlos: Si el interés no aumenta, ¿qué podríamos hacer para interesarnos más?
J.: Podemos diseñar prácticas como la incubación, que consiste en prestar atención a las sensaciones corporales. Esto tiene distintos niveles. Si observamos las sensaciones corporales como un foco de atención que baña la superficie de un objeto, ese es un nivel superficial (esto no es incubar). Sin embargo, la incubación desde el punto de vista de la unidad sería darse cuenta de las sensaciones corporales apareciendo dentro de la conciencia que las observa. Esto favorece sintonizar nuestra identidad y perspectiva con la de la unidad de conciencia.
Pedro: Me resulta muy interesante, ¿podrías explicar más? ¿Qué es la incubación exactamente?
J: Si no has realizado la práctica de la incubación, para ti el cuerpo está formado como algo completo. Esta práctica parte de la premisa de que el cuerpo aún no está formado y que necesita desarrollarse a través de dar atención a las sensaciones corporales, a la vez que adviertes que estas sensaciones aparecen en la conciencia. Se trata de incubar el cuerpo, observarlo desde la perspectiva adecuada irradia cierta energía que favorece su transformación. Me gusta este concepto porque nos ayuda a ser más conscientes de nosotros mismos como una unidad, lo que puede transformar el cuerpo y sus potencialidades. Al incubar el cuerpo, desarrollamos nuevas capacidades y funciones, transformando nuestra experiencia corporal.
P: ¿Cómo podemos practicar la incubación en nuestra vida cotidiana?
J.: Dedica unos minutos al día a sentarte en silencio y observar tus sensaciones corporales sin juzgarlas. Nota cómo emergen y desaparecen dentro de tu conciencia. Con el tiempo, esta práctica se puede integrar en todas tus actividades diarias. Por ejemplo, mientras caminas, siente el contacto de tus pies con el suelo, pero sin identificarte con ello, solo observando. Date cuenta de lo que se mueve, pero, sobre todo, ten muy presente dónde se mueve, qué permanece inmóvil.
Carlos: ¿Cómo es vivir desde la unidad de conciencia en relación con la perspectiva del ego?
J.: Vivir desde la unidad de conciencia implica presenciar la vida desde un espacio de quietud, silencio e intimidad. Desde la perspectiva del ego, la vida se percibe como un flujo constante de actividad y movimiento. En la unidad de conciencia, la quietud es el trasfondo inmutable en el que todo aparece. Aunque el cuerpo se mueva, hay una sensación de inmovilidad, similar a la ilusión óptica de un videojuego en primera persona, donde el jugador parece avanzar, pero la pantalla permanece fija.
Desde el ego, el silencio se ve como la ausencia de ruido, algo que sucede esporádicamente. En la unidad de conciencia, el silencio es la constante que subyace a todos los sonidos. Este silencio se siente como un abrazo tangible que da forma a la experiencia, estando presente siempre, independientemente de los sonidos que puedan surgir en cualquier momento.
En la perspectiva del ego, todo se percibe como separado y distante. En la unidad de conciencia, hay un sentido profundo de intimidad y conexión con todo. Es una comunión que trasciende la separación y nos permite sentirnos unidos con el Todo y con nosotros mismos de una manera íntima.
La incubación transforma nuestra experiencia corporal al observar las sensaciones desde la perspectiva de la conciencia unificada y no identificada. Al practicarla, podemos experimentar una transformación profunda y duradera que impacta positivamente nuestra salud mental, emocional y espiritual. Esta práctica nos ayuda a desarrollar una mayor autoconciencia y una conexión más profunda con nuestra verdadera esencia, facilitando una vida más plena y equilibrada.
En la sección Charlas desde el Ser compartimos extractos de conversaciones que tienen lugar en los retiros y en los encuentros en la sala Aruna, nuestro centro de meditación en Vigo. El próximo 10 de agosto de 2024 desarrollaremos una sesión presencial intensiva de meditación en nuestra sala, para más información, puedes ver este enlace.
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Las enseñanzas de Eckhart Tolle de Marina Borruso
La meditación auténtica de Adyashanti
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Dedicar unos minutos al día a sentarte en silencio y observar tus sensaciones corporales sin juzgarlas…me parece una experiencia necesaria en este mundo tan complejo en el que vivimos
Gracias, Jordi! ????????