¿Alguna vez te has preguntado por qué no puedes dejar de comportarte de una forma determinada en algún tipo de situación?, o ¿a qué vienen ahora este tipo de pensamientos?, o ¿qué bien estaría si no me sintiera así? A lo largo de la vida hay muchas experiencias que no son bien asimiladas y condicionan nuestros comportamientos. Reprimimos y tratamos de escapar de ciertos sentimientos, y esta energía se acumula y se expresa a través de enfermedades, problemas emocionales o malas relaciones. Los sentimientos acumulados bloquean nuestra mejor versión, el éxito en muchas áreas de la vida, así como el crecimiento espiritual.
Si nos rascamos una herida, no la dejamos cicatrizar. En este sentido, hay muchas formas de rascarse: patrones mentales, posturas, actitudes, etc. La Quietud Dinámica es el espacio donde dejamos de rascarnos y empezamos a confiar en la vida que lleva a cabo los procesos de sanación en el cuerpo.
La Quietud Dinámica es una perspectiva que hace posible el autoconocimiento. Con ella establecemos un contacto cada vez más estrecho con nuestro cuerpo, al que rara vez observamos realmente. Creemos saber qué es y por ello no somos capaces de observar desde la perspectiva adecuada: mientras creemos saber, no podemos observar.
La Quietud Dinámica requiere apertura a cada instante. Nos mantenemos atentos a cómo el cuerpo y la mente están funcionando en cada momento: sensaciones, sentimientos y pensamientos. Es entonces cuando podemos descubrir que aquello que llamamos cuerpo es solamente una idea que mantenemos sin saber realmente lo que es.
La observación de la experiencia sensorial, con una atención silenciosa, conduce a la Quietud Dinámica. Nos damos cuenta entonces de que toda experiencia es una percepción y pasamos a observar esta percepción. Esta escucha u observación se da sin esfuerzo ni prejuicios. Sin forzar un objetivo concreto, se está abierto a la experiencia. Nace así una referencia a la que regresar y desde donde presenciar. Vemos así que no hay necesidad de cambiar o manipular la realidad. La agitación mental desaparece y queda la quietud.
Desde la perspectiva del ego estamos constantemente buscando alcanzar logros para reafirmar la falsa identidad del yo y así vivimos desconectados de la vida real. Darnos cuenta de esto nos provoca ansiedad y de forma automática evitamos observar. Observar verdaderamente provoca resistencia porque estamos implicados en lo que deseamos eludir: sentir el malestar existencial. Cualquier intento de dejar ir sólo sirve para reforzar el patrón.
La perspectiva de la Quietud Dinámica aparece cuando nos abandonamos a la percepción y soltamos la necesidad de controlar el pensamiento. En esta observación pura, no hay ya ninguna interferencia de un ego que se apresure a juzgar o concluir. Nos encontramos a nosotros mismos en una atención libre de tensión y concentración, y así nos damos cuenta de que somos visión.
Nos abrimos a percibir el malestar existencial tal y como es y, paradójicamente, esto nos deja más energía libre. El malestar sostenido por falsas creencias pierde su punto de apoyo. La agitación mental provocada por el intento de cambiar lo percibido llega a su fin y en la quietud que resulta nos encontramos vacíos y plenos a la vez. Sin una imagen de nosotros mismos que defender o reafirmar, somos uno con la vida. Sólo entonces podemos decir que estamos alineados con nuestro potencial. En esta Quietud es donde se desarrolla la inteligencia que armoniza las energías y que hace posible la tendencia natural del cuerpo a la armonía y la salud.
Vivir desde la Quietud Dinámica tiene además otros beneficios como el aumento de la vitalidad y el bienestar, que nos hace funcionar con más eficiencia y menor esfuerzo en todas las áreas. Debido a que hay una disminución progresiva de las emociones negativas, hay una menor necesidad de librarse de ellas. Se da un incremento de la positividad que deriva en una mejora en todas las relaciones y hace que disminuyan los conflictos interpersonales. También se incrementa la creatividad y la intuición y se experimenta una mayor satisfacción, paz y alegría.
Al no actuar desde la Quietud Dinámica, las experiencias de vida son mal interpretadas y van dejando una carga emocional que condiciona nuestra forma de conducirnos, restando calidad a nuestra vida. Por eso, es interesante reconocer que no sabemos cómo estamos funcionando, para observarnos desde la perspectiva adecuada. Encontrar esta perspectiva desde donde redescubrir lo que somos es vital y empieza en el momento en el que nos abrimos a que hay una nueva forma de ver y conocer, desde la vibrante percepción que emerge del no-saber.
Recomiendo los libros Meditación auténtica de Adyashanti, y Quien soy Yo? de Jean Klein.
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graciela dice
El articulo me parece una realidad aplastante , pero no veo el camino para llegar a esa Quietud Dinámica ideal